2007/12/31

12 - Análisis

"¿Qué me han hecho? ¿Por qué no recuerdo nada de lo que pasó anoche?" - Diana paseaba entre sus nublados pensamientos tratando de reconstruir la noche anterior. - "¿Qué me impide pensar con claridad?"

Los recuerdos atravesaban borrosos la mente de Diana, confusos, inconexos. Como si se tratara de una película cuyos fotogramas han cortado y esparcido indiscriminadamente. Ya que no podía reconstruir la noche, debía averiguar por qué no lograba hacerlo. Qué tomó que le sentara tan mal... Sólo recordaba haber bebido una copa mientras esperaba a las demás... Una copa... Sólo le encajaba un motivo por el que no recordara nada, y la única forma de averiguarlo era haciéndose un análisis.

No le sería difícil colar un análisis que luego se traspapelara. La burocracia del hospital no era demasiado fiable últimamente. Debía aprovechar la informatización de los historiales. Era ahora o nunca.

Nadie se fijó en que ese día lo tenía libre. Había demasiado movimiento como para notar a alguien de más, nunca había gente suficiente para atender debidamente. Disimuladamente tomó el instrumental que necesitaba y se escondió en una habitación vacía. "Nunca comprenderé cómo hay gente capaz de inyectarse a sí misma." - Pensó mientras se extría sangre con una desagradable sensación.

Dejar las muestras fue tan fácil como lo fue antes coger el instrumental, ahora sólo quedaba esperar...

2007/12/20

11 - Cacería

La luna brillaba menguando alta en el oscuro cielo; su luz se mezclaba con el amarillento rayo de las últimas farolas que marcaban el límite urbanizado de la ciudad. La noche en las afueras había sido tranquila. Hasta el momento en que se vió interrumpida por la huida asustada de aquel ser perseguido.

La adrenalina dominaba a aquella asustada criatura, el miedo le hacía seguir huyendo tratando de salvar su vida como fuera. Tras él avanzaba su perseguidor, como una bestia, que acortaba cada vez más las distancias. La presa sentía al cazador cada vez más cerca, oía sus pasos claramente a la vez que notaba los latidos del corazón más fuertes cuanto más cercano estaba. Tenía que llegar al bosque, ése sería su refugio, allí estaría a salvo.

El cazador lo perseguía sin fatigarse, sólo el olor a miedo de su víctima le revitalizaba y renovaba sus fuerzas. Poco a poco había ido ganando terreno y sabía que esta ventaja le vendría bien en el lugar al que se dirigían. El bosque entorpecería su marcha y allí su presa podría tomar más ventaja. Ventaja, esto esperaba el cazador, emoción en la caza. El juego con su presa. Sabía que lo alcanzaría, sólo quería disfrutar más de esa noche. La noche en la que la balanza se equilibraba a su favor.

Llegaba a la linde. El límite permitido para usar su don estaba ahí. Sin dejar de correr, el chico que huía sintió la sacudida del principio. Empezó en su cintura y recorrió toda su columna, ondulando su espalda hasta que la cabeza dió su ya familiar latigazo. Sintió el crujir de sus articulaciones ante el cambio que experimentaba mientras corría. Pero no podía parar. No con un arrasador detrás.

Una sonrisa sádica iluminó la cara del perseguidor. Por fin iba a ponerse interesante la noche. Su presa se estaba transformando ante sus ojos, aumentando cada vez más su sed de sangre maldita. La bestia sobrenatural que se alzaba ante él le resultaba más un pequeño juego después de las noches anteriores. Pero ver cómo pasaba de ser un pequeño bulto huidizo a una mole peluda de dos metros le excitaba tanto como la primera vez. Y la excitación fue aún mayor al ver que le tomaba ventaja.

El joven recién transformado alcanzó al fin el pequeño bosque, aquí podría esconderse y escapar, tenía que encontrar un sitio antes de que su cazador penetrase entre los árboles. Frenó levemente su carrera para ver mejor sus opciones de escape. Debía decidir rápido, no aguantaría mucho más en su estado actual, en esta fase de la luna su energía disminuía a demasiada velocidad.

Un árbol de tronco enorme llamó su atención, aquél parecía ser lo suficientemente fuerte y frondoso. Con el impulso de la carrera que llevaba saltó llegando a un punto a mitad de camino hacia la copa. Con un último esfuerzo trepó rápidamente hasta el espeso follaje, haciéndose un hueco entre las ramas para poder ocultar su actual tamaño. Oculto entre las ramas vio cómo su cazador llegaba al bosquecillo y se adentraba andando. Sus pasos parecían ahora incluso más seguros que antes. Observaba su alrededor atentamente y tras unos minutos cerró los ojos.

Total oscuridad... No necesitaba luz para localizarle, su olor era característico en ese entorno. Empezó a avanzar en dirección al árbol en el que se refugiaba su hombre-lobo, el cual lo observaba con cada vez más temor. A pocos metros del árbol abrió los ojos y alzó la vista, cruzando sus miradas. Cazador y presa se mantuvieron inmóviles a la espera de la reacción del otro.

El duelo comenzó con un desesperado ataque. Saltando desde su frustrado escondite, la presa se lanzó contra su depredador. Toda la furia animal contenida en aquel fibroso cuerpo se precipitó sobre el arrasador, que esperaba en el suelo, en forma de garras, como el animal arrinconado que era. Pero aquella reacción ya estaba calculada. En dos rápidos movimientos, el cazador esquivó el ataque y se puso encima de su víctima, inmovilizándolo sobre el suelo. Se inclinó sacando un cuchillo y presionándolo contra su cuello, le susurró al oído: "No has sido tan divertido como esperaba, pero voy a disfutar de esto"

La sangre empezó a fluir caliente del cuello del desgraciado ser medio bestia medio hombre que se revolvía con cada vez menos fuerza hasta quedar completamente inmóvil. Mientras moría, el arrasador comenzó su ritual bajo la tenue luz que se colaba entre los árboles.


Por la mañana en aquel mismo lugar, encontraron en el bosque un lobo muerto, desollado y desangrado.

2007/12/12

Parón (Off-topic)

Hola a todos,
Os dejo esto para avisaros de que continuaré con esta historia el día 24 de diciembre y espero continuar con cierta regularidad a partir de entonces. Es lo que tienen los exámenes.

Un beso para todos, que sé que hay muchos que leeis y no comentais ^^

Pilar.

Cambio de planes: el día 20 de diciembre subo la siguiente entrada.

2007/11/23

10 - La Verdad (y II)

"Tú pasaste a ser un objetivo más, representabas un peligro en potencia que debía ser eliminado. Sólo que aún no eras una amenaza inminente. Seguramente ellos no cuentan con que te ocurra nada antes de la próxima luna llena. Lo que ha pasado esta noche, ha sido fruto de la falta de experiencia, por suerte para ti." -Al recordar esta parte de la historia, Diana volvió a sentir la misma presión que sintió en sus ojos cuando la escuchó por primera vez. Quería llorar, lo necesitaba. Pero en lugar de hacerlo, tragó saliva, tal y como hizo anteriormente.- "Sé lo que te preguntas, no sabes ni lo que te ha pasado, ni quiénes son ellos, pero a partir de ahora vas a tenerlos siempre muy presentes, si es que quieres sobrevivir.

Esta noche has experimentado el primero de una serie de cambios. La manifestación de este primer cambio ha sido muy precipitado en relación con como lo experimentan los demás normalmente. Vas a sufrir una metamorfosis en cuerpo y alma, vas a empezar a sentir tu entorno con una profundidad que nunca antes has podido siquiera imaginar, y vas a poderte liberar de los lazos que te atan al mundo que conoces ahora a voluntad..."

"¡Yo no he pedido nada de esto!" -Recordó como interrumpió levantándose, con los ojos húmedos que trataban de retener la cascada de lágrimas que tanto deseaba soltar. - "¿Qué se supone que debo hacer, creerme y aceptar lo que ha pasado sin rechistar? ¡Tenía que haber llamado a la policía en cuanto desperté!"

En aquel momento, Diana se había callado, le enmudeció la severa expresión de la mujer. Los músculos de la cara de ésta se tensaron como si estuviera reteniendo rabia de lo más profundo de su ser. Rabia que se reflejaba en sus ojos ahora entornados, que se clavaban en Diana de tal forma que casi sentía como si la estuviera atravesando, llegando a lo más hondo de su alma.

"Esto ha pasado así, no hay marcha atrás. La policía no habría hecho nada, porque para cuando llegaran, ellos ya habrían llegado, recogido y limpiado todo. Y tú estarías muerta. Así que siéntate y déjame terminar." -Diana se había sentado casi involuntariamente.- "Ellos son tus enemigos, nuestros enemigos. Vas a tener que aceptarlo, si no, lo acabarás aprendiendo por las malas." -Había dicho endureciendo más aún la mirada.- "Nos persiguen, nos cazan, su misión es exterminarnos, y nunca se detendrán, a no ser que haciéndolo consigan un éxito mayor en su objetivo a largo plazo. Lo llevan haciendo desde el principio de la existencia. Son Los Arrasadores. Y ese colgante que has cogido es su emblema."

Diana recordó otra vez el colgante, después de que lo mencionara, se lo había liado a la muñeca a modo de pulsera en aquel momento. Ahora seguía en su muñeca. Lo cogió y lo puso sobre la mesa.

La luz de los primeros rayos de la mañana empezaron a atravesar los ventanales del salón, reflejándose en el colgante, deslumbrando levemente a Diana.

"Ahora, si quieres preguntarme algo, hazlo" -Había dicho con dureza. "De momento quiero saber qué ha pasado esta noche y si van a empezar a perseguirme a mí ahora." -Había preguntado Diana.

"De momento no es probable que sepan a ciencia cierta lo que ha ocurrido esta noche." -Había contestado.- "Considerarán que ha sido un encuentro fortuito entre ese novato y un extraviado. Es la suerte que has tenido, la escoria con la que te has encontrado no tenía experiencia y se ha confiado al encontrarte. No ha avisado a sus compañeros, actuando por su cuenta y lo ha pagado con su vida. Su sistema esta noche ha sido drogarte para poder manipularte fácilmente. Más aún teniendo en cuenta que pensaba que quedaba tiempo para que desarrollaras alguna habilidad. Pero como ya he dicho antes, has sabido defenderte sin ser consciente de lo que ocurría..."

"Sí, y eso no es normal..."-Había dicho Diana-"Me quiero ir a casa."

"Puedes irte cuando quieras, si necesitas contactar conmigo, llama a este número" -La mujer le había pasado un papel con un número de teléfono.- Pregunta por Kaia."

2007/11/20

9 - La Verdad (I)

Volver a casa fue para Diana algo totalmente automatizado. La cantidad de información que había conocido aquella noche fue más difícil de asimilar. Fue un camino largo, pero en su cabeza no había lugar para la noción del tiempo. Lo que fueron dos horas caminando, le parecieron minutos. Lo único que ocupaba sus pensamientos era lo ocurrido durante aquella noche.

Nada más llegar a casa fue a la cocina. Se dio cuenta de lo nerviosa que estaba al coger un vaso, que tintineó al chocar con los de alrededor debido a su tembloroso pulso. Llenó el vaso con agua intentando derramar lo mínimo posible y lo metió en el microondas. Marcó el tiempo y sacó una bolsita de uno de los armarios para hacerse una infusión.

"Debes empezar a ser consciente de los cambios que han ocurrido y van a ocurrir en tu vida" - Las palabras de la mujer se repetían. -"No voy a decirte quién soy, pero tampoco es vital que lo sepas. Sé que tienes muchas preguntas, pero antes de responderte a lo que quieras saber, te voy a contar lo que tienes que saber."

El microondas sonó avisando de haber terminado de calentar el agua. Sacó el vaso humeante algo más tranquila y sumergió la bolsita. Se sentó a la mesa del salón y contempló cómo el agua se iba tiñendo de color oscuro.

"Esta noche has sobrevivido gracias a esa herida que tienes en la mano" -Diana recordó el momento en el que le dijo aquello y no dejó que la interrumpiera.- "Sí, piensas que no tiene sentido, pero a partir de ahora pocas cosas de las que te diga van a tener sentido para ti."

Diana dio un sorbo cerrando los ojos, sabía amargo, pero eso en ese momento no era algo que le importara demasiado.

"Lo que ha pasado esta noche habría sido tu muerte de no haber sido por el regalo que te hice con esa herida. Ten por seguro que estarías muerta." -La mujer había guardado un breve silencio, como si estuviera terminando de ordenar sus pensamientos en su cabeza.- "El día que llegué al hospital había sido herida por ellos, los compañeros del hombre que te ha atacado esta noche. De no haber sido porque mi encuentro con ellos aquel día fue en el centro de la ciudad, nadie habría llamado a la policía ni me hubieran llevado al hospital. Me salvó el que me sacaran aquellas balas especiales. Malditas balas" -La voz le tembló como si un escalofrío le recorriera la espalda sólo por recordarlo-. "Afortunadamente ninguna alcanzó a mi hijo, hubiera sido su fin, pero a ellos tampoco les convenía que él muriera. Cuando llegué al hospital, estaba inconsciente, pero cuando tú llegaste a mi lado, me despertó tu presencia. En aquel momento sentí que debías ser tú, tú eras la siguiente, la que habíamos estado buscando."

Diana dio otro sorbo.- "La siguiente..." -Pensó.

"En el fondo también sabes que eres tú. Percibes cosas, sueñas cosas, seguramente desde hace tiempo, pero ultimamente con más frecuencia. Por eso te preocupaste por mi bebé cuando morí." -Diana no pudo evitar asentir tal y como hizo cuando escuchó aquello.- "Realmente morí. Pero tuve ayuda. Me localizaron nuestros hermanos que me sacaron de allí para que no quedara duda de mi fallecimiento y no volvieran a buscarme... Pero al ir a buscar a mi hijo, esos traidores se adelantaron,"- La mujer bajó la cabeza, como el primer signo de debilidad que conseguía apreciar en ella. -"y ahora ellos lo tienen..."- Se pasó una mano por la cara y volvió a mirar a Diana. -"Parece ser que fue entonces cuando te encontraron a ti."

2007/10/10

8 - Preguntas

Un escalofrío le recorrió la espalda al oír aquella voz. Y mientras Diana se volvía para mirar en su dirección, volvió a hablar:

"Sabías que ésto pasaría" - la mujer avanzó hasta que cayó sobre ella el cono de luz amarilla de la farola que iluminaba el callejón. Ante Diana había un fantasma, pero de carne y hueso, alguien que había sido declarada muerta apenas 48 horas antes.

Diana aún no salía de su asombro, no podía ser, nada de lo que estaba pasando era posible, quería despertar de éste sueño, de esta pesadilla... Pero no, aquello era real.

"También sabías que yo estaba viva y que hoy te ocurriría algo como esto." - Diana no acertaba a decir nada, mil preguntas se amontonaban en su cabeza, pero ninguna acertaba a salir por su boca. - "Por lo que veo me reconoces, y también has sido capaz de sobrevivir al ataque de uno de estos maníacos asesinos" - dijo mientras señalaba el cadáver. - "Hay que averiguar cómo dieron contigo."

"Tú... estás muerta..." - acertó a decir Diana con un susurro tembloroso mientras se levantaba. De sus ensangrentadas manos pendía el extraño colgante que había recogido del cadáver.

"No, él está muerto, como puedes ver yo estoy bien viva." - Dijo la extraña mujer con una sádica sonrisa, que dejaba claro que la horrible muerte de este hombre le satisfacía. - "No me equivoqué contigo."

"Qué... Cómo que no te equivocaste" - La curiosidad empezaba a abrirse paso en su cabeza entre la confusión y la incredulidad. - "Y... ¿quiénes dieron conmigo?"

"Si quieres respuestas, debemos irnos de aquí. Los compañeros de esta escoria no tardarán en llegar para hacer la limpieza, y no creo que tengas tanta suerte con ellos en grupo como con éste solitario." - dijo volviéndose hacia la salida del callejón.

Diana dudó unos segundos, ¿debía llamar a la policía?, ¿realmente había sido ella?, ¿por qué no recordaba nada de lo que había ocurrido?, ¿qué era toda esa historia de elegirla a ella y que la organización del tipo muerto la había encontrado? Necesitaba respuestas.

Decidió seguirla.

2007/10/07

7 - Una visita del "Más Allá"

"No, no, no" - se decía a sí misma. Diana no sabía lo que hacía allí, y su inerte compañero no iba a aclararle la situación. Casi se le saltaban las lágrimas cuando empezó a acercarse lentamente gateando al cuerpo. Sentía como si la cadena de plata del crucifijo se le clavara en el cuello. - "Esto tiene que ser otro sueño..." - pensaba aturdida aún por la situación.

Miró la cara de aquel hombre, esa mueca de terror fijada clavaba su acusadora mirada en ella. El rostro le parecía algo familiar, pero no conseguía ubicarlo. No parecía tener los treinta años, y a pesar del gesto de su cara, se notaba que había sido bastante atractivo. Buscó en sus bolsillos con las manos temblorosas para ver si había alguna identificación que le refrescara la memoria y lo reconocía, pero los bolsillos del desgraciado estaban vacíos.

Se sentó otra vez mirando a aquel individuo, tenía el cuello atravesado por cuatro surcos paralelos. Se intuían profundos debido al gran charco de sangre formado debajo de la cabeza. Un pequeño destello en éste le hizo fijarse en un pequeño objeto metálico atado a un cordón negro que rodeaba el cuello atravesando una de las incisiones. Lo recogió, desenganchándolo de la víctima. Del cordón pendía un colgante, el cual, a pesar de haber estado sumergido en la sangre, brillaba vivamente sin mancha alguna.

Un desagradable recuerdo atravesó su mente, ella estaba allí con él en ese mismo callejón. No sabía por qué había salido con él del local en el que estaban, ni cómo habían llegado a esa situación. Él la sujetaba con fuerza contra la pared, presionándole el cuello con su antebrazo. No podía respirar, se ahogaba. De repente en un último forcejeo lanzó su mano contra él y su sangre le salpicó, notaba cómo el cálido líquido le recorría la cara y entonces todo se volvía negro de nuevo.

Estaba segura, es tipo había intentado retenerla por la fuerza, seguramente la habría matado, y aún no comprendía cómo ella se había salvado y él, en cambio yacía muerto.

"Te dije que serías la siguiente..." - una voz extrañamente familiar, una mezcla entre un gruñido y voz humana, sonó desde la oscura entrada del callejón.

2007/10/04

6 - Violento despertar

Mientras conducía a casa, Diana sabía que no podría dormir bien, a pesar del agotamiento, algo le decía que en lo poco que quedaba de noche, se dedicaría a darle vueltas a los últimos acontecimientos.

Sacudió la cabeza como queriendo librarse de sus pensamientos, necesitaba centrarse en otras cosas, pensó en lo que haría al llegar: un baño muy caliente y con mucha espuma, una copa de vino tinto y su CD de música relajante favorito. Luego dormiría sin límite para despertar, y cuando despertara vería si alguien había planeado algo para aquella noche. Necesitaba evadirse de aquel mundo tan absorbente que era el hospital.

Tardó poco en llegar y aparcar, esa hora era a la que normalmente se levantaban los demás para ir a trabajar, así que abundaban los sitios para estacionarse.

Abrió el grifo de la bañera como primer paso del ritual de relajación, encendió el reproductor tras meter el CD y empezó a sonar "Only Time" de Enya. Encendió un par de velas aromáticas de tea de entre la multitud que tenía. Empezó a desnudarse, en el reproductor sonaba Aine Minogue con "Mermaid". El vapor del agua caliente se condensaba en el espejo del cuarto de baño difuminando el reflejo del la figura desnuda de Diana. Mientras la bañera se llenaba, vertió sales y aceites esenciales que compró en una pequeña tienda. Ahora junto con los vapores del agua ascendía un aroma a lavanda. Cerró el grifo cuando la bañera se llenó lo suficiente y mientras se metía en el agua, empezó a sonar "The Mummers' Dance" de Loreena McKennitt.

Le ardía la piel al contacto con el agua, pero aquello le reconfortaba, sentirse rodeada por el calor, sentirlo por todas las partes de su cuerpo, sumergir la cabeza en el líquido ardiente y una vez fuera inspirar los aromas que la relajaban tan profundamente. Allí estaba protegida de todo aquello que pudiera perturbarla. Hasta tal punto que se quedó dormida con las últimas notas de "The Mystic's Dream".

Se despertó con un sobresalto, el agua estaba helada y quedaba menos de la mitad en la bañera, el CD había sonado entero y ahora estaba parado, pero no se había despertado por nada de esto, sino por lo que había soñado, no conseguía recordar el sueño en sí, solo recordaba la rabia y que todo a su alrededor estaba rojo. Puede que debido a lo violento del sueño su mente no le permitiera evocarlo.

Prefirió no darle mayor importancia, tenía los dedos totalmente arrugados, y la cicatriz de la mano hinchada, estaba cicatrizando de forma extraña, tomando una tonalidad oscura. Terminó su baño dándose una ducha para lavarse la cabeza.

Salió de la ducha, se envolvió en una toalla y miró el reloj, había pasado tres horas durmiendo en la bañera. Necesitaba dormir más. Se quitó humedad del pelo con una toalla y fue a su habitación. Tal cual iba, cayó en la cama en un profundo sueño.

Se despertó horas más tarde con el sonido del móvil. Era su amiga Raquel que la llamaba para contarle los planes que había para esa noche. Quedaron y Diana se levantó quedando la toalla en la cama. Se acercó al armario para ver qué vestuario llevaría aquella noche. Estaba harta de llevar la ropa sobria que no estaba mal vista en el hospital, a pesar de llevar la bata blanca encima. Aquella noche necesitaba sentirse atractiva, podía coincidir con aquel chico que había conocido... Había conseguido desconectar de las preocupaciones a las que había estado atada horas antes.


Llegó a la discoteca en la que había quedado lista para disfrutar y evadirse de la tensión acumulada, su propósito más firme aquella noche era pasarlo bien. Sus amigas no tardaron, y cuando llegaron se acercaron a la barra junto a Diana. Llevaba un top escotado que le dejaba la espalda desnuda de color rojo oscuro, una cruz de plata caía sugerentemente sobre el canalillo, una minifalda negra lisa y unas medias ribeteadas con dibujos tribales a los lados que terminaban en unos zapatos de tacón que hacían sus piernas infinitas.

Tras tomar los primeros sorbos de su copa se acercaron a la zona de baile... y entonces despertó.


No estaba en la discoteca, estaba sentada en la calle, llevaba la ropa con la que había salido, pero sus medias estaban rotas. Notaba en sus manos una sustancia viscosa y pegajosa que le resultaba horriblemente familiar. Se las miró, era sangre coagulada. Miró a su alrededor y a su lado había un hombre tumbado con unas horribles heridas mortales que explicaban perfectamente la mueca de terror que reflajaba el rostro del cadáver.

Diana no podía creer lo que estaba pasando, su repiración se aceleró, el crucifijo le quemaba sobre el pecho. ¿Había hecho ella eso?

2007/09/24

5 - Perdido

La enfermera se quedó pálida, claramente no recordaba que nadie hubiera necesitado entrar aquella noche para llevarse a ningún niño. Miró el registro del nido para asegurarse, pero aparte de las rondas normales para tomar nota del estado de los niños, nadie había necesitado sacar a ningún bebé, la noche había transcurrido con total tranquilidad. Inmediatamente llamó a seguridad y al servicio de guardia para notificar de la desaparición; los servicios sociales no tardarían en hacerse cargo.

Un bebé moribundo cuya madre no identificada acababa de morir y esta enfermera era la responsable de vigilar a los niños, pero cómo podía haber ocurrido. Todo se estaba volviendo muy raro, parecían demasiadas casualidades, pero siempre hay alguien a quien parece pasarle todo lo malo, y ese niño llevaba problemas encima desde antes de nacer.

Diana miró la hoja del registro mientras llegaba seguridad, no quería dejar a aquella pobre desgraciada sola con todo lo que se le iba a venir encima. El papel reflejaba todas las entradas y salidas ocurridas a lo largo de aquel día, y ella las fue repasando pacientemente, hasta que llegó al final, le llamó la atención un detalle: el servicio de limpieza había pasado cuatro veces aquel día, el último con un intervalo de apenas una hora de diferencia. Si la noche había sido tranquila, ¿para qué había necesitado pasarse a recoger los desechos el servicio de limpieza?


Seguridad llego a los pocos minutos de haber llamado, era un hombre bastante alto y corpulento, y tenía cara de preocupación. Diana se fue ahora que la mujer no se iba a quedar sola, ella ya no podía hacer nada allí más que estorbar. Aquello no era asunto suyo. Decidió irse a casa.

Antes de bajar al garaje, Diana fue a cambiarse a los vestuarios. Junto a ella estaba el resto de personal del hospital que terminaba el turno a la vez que ella, y a sus oídos llegó una conversación a la que no prestó atención apenas, había mucho ruido y estaba absorta en sus pensamientos: el bebé y su desaparición.

2007/09/14

4 - Una paciente y un bebé.

[Blanco...

Todo era blanco cuando abrí los ojos. Cuando me moví comprendí por qué, tenía la cara tapada por una sábana. Pero alrededor de la cama en la que había despertado, todo era blanco también. En la ventana cortinas blancas atenuaban la luz del día que atravesaba las rejas de fuera. En la puerta doble, blanca también, se dibujaba una pequeña ventana en cada una de las hojas. Miré el resto de la habitación, era extraña, había un par de camillas más como la mía con sábanas tapando algo... Me quedé petrificada, estaba en el depósito de cadáveres, pero ¿por qué?

Bajé de la camilla y me lié en la sábana. Busqué a mi alrededor a ver si estaba mi historial para averiguar el motivo, si había muerto, cuál fue el motivo de mi muerte. Pero no había papeles por ninguna parte.

Entonces me dirigí a la salida y cuando abrí las puertas, las alarmas empezaron a sonar...

Pero no era la alarma de la puerta, sino la del despertador. ]

Anotó el extraño sueño del que despertó sobresaltada, no tanto por el despertador como por el sueño en sí.

Se levantó y se vistió para volver al trabajo. "Al menos hoy he descansado algo" - pensó mientras.

Turno de noche otra vez, después de hoy descansaría tres días.

Todo transcurrió de la forma más tranquila que puede ocurrir en urgencias, hasta que llegó un parto, no presentaba complicaciones, pero le hizo acordarse de la última mujer embarazada a la que había atendido. Diana se acercó al control de urgencias y preguntó por la mujer embarazada a la que habían disparado.

"Pobre mujer" - dijo la enfermera que también había estado de guardia esa noche - "Está en la UVI sin haber recuperado aún la consciencia, y el bebé nació muy débil, lo tienen en la incubadora intentando mantenerlo, pero no parece que tenga muchas posibilidades, ninguno de los dos."

"Vaya..." - éste era el pan de cada día, más aún en urgencias - "¿No recuperó el conocimiento en ningún momento?" - el gesto de la enfermera fue negativo - "¿Y qué pasó con el bebé?"

"Pues parece ser que uno de los disparos dañó la placenta," - dijo - "y el niño sufrió mucho, le faltó oxígeno y aún no han podido valorar los daños, si es que consigue sobrevivir..." - entonces cambió de tema - "Bueno, ya queda menos para terminar el turno, aquí tengo un paciente para ti."

"Sí, dame a ver..." - Diana cogió el volante y fue a atender al paciente.

Al terminar el turno, Diana fue a ver a la mujer a la UVI, preguntó por ella, pero había muerto hacía unas horas. Un sentimiento extraño como de furia la recorrió, ¿por qué sentía aquello?, ¿porque le había ocurrido aquello con ella?

Tras esto, fue al nido de incubadoras a ver el estado del bebé. Esperaba lo peor. Al llegar, preguntó por el bebé.

"De momento lo tenemos estable, pero esta intubado y no sabemos cuánto aguantará así si no empieza a mejorar..." - la enfermera empezó a señalar a través del cristal, pero cuando miró hacia la incubadora, su expresión cambió de una de normalidad, a la de una mezcla entre incredulidad y asombro - "No puede ser..."

La incubadora estaba vacía.

2007/09/12

3 - Un sueño sin sueños

Se despertó cuando los primeros rayos de sol le dieron en la cara. No estaba en su cama, después de más de veinticuatro horas seguidas trabajando, cayó rendida en el asiento de su coche. No era la primera vez que le pasaba, varias noches antes había decidido dormir unas horas en el coche para evitar quedarse dormida mientras conducía. Pero la diferencia entre esta noche y las anteriores fue la total ausencia de pesadillas, le entraba dolor de cabeza con sólo recordar los cabezazos que se había dado con el volante tras despertarse asustada con sus pesadillas.

Pero durante este sueño no hubo, ni sueños extraños, ni nada que recordara a partir de que entrara al coche, sólo había descansado.

Arrancó el coche y condujo hasta su casa, debía intentar aprovechar algo el día y dormir un poco más. Esa misma noche tenía que volver a urgencias, no era su turno, pero necesitaba hacer horas extra.

Cuando llegó a su casa fue directamente al baño, necesitaba lavarse la cara, notaba las legañas pegadas de después de dormir. Tras echarse el agua en la cara, se miró en el espejo. Las gotas parecían perlas en sus facciones y contrastaban profundamente con las ojeras que le subrayaban sus cansados ojos.

Se desnudó y se metió en la ducha, por fin un momento de relax muy merecido. Salió empapada de la ducha buscando una toalla dejando unas huellas húmedas desde la ducha al armario. Se lió una toalla en la cabeza a modo de turbante y con otra empezó a secarse el cuerpo. Al secarse los brazos se vio la mano y el rasguño le recordó la noche anterior. El arañazo estaba más profundo de lo que recordaba, no podía ser la inflamación, era como si fuera un corte hecho por una garra, tendría que vigilarlo.

Después de ir a comprar lo más básicamente necesario, y tras comer, se metió en la cama a dormir.

2007/08/27

2 - Una Guardia "Más" en Urgencias

La mala noche anterior no auguraba un buen día, pero tampoco se pueden esperar muchas cosas buenas tocandole el turno en urgencias.

No fue una noche normal de guardia, siempre pasaba igual, navajazos, accidentes, policías, gente llorando histérica, pacientes en shock, partos sincronizados... Especialmente ésto último coincidía en noches como estas. Noches de Luna Llena es igual a unas urgencias llenas de lunáticos.

Al principio la noche empezó tranquila, la residente Diana Ilargi ya se había adaptado a la rotación que le correspondía en urgencias. Hacía escasas semanas se encontraba perdida allí. Los primeros días no sabía cómo reaccionar ante las emergencias que aparecían cada poco. En un par de ocasiones se quedó totalmente paralizada, pero con el paso de los días, la ayuda del personal de enfermería, con el cual se llevaba extrañamente bien, había aprendido, se estaba convirtiendo en una buena médico de urgencias.

A lo largo del tiempo llegó lo esperado, varios partos, algunos adelantados; y conforme avanzaba la noche atropellos, víctimas de atraco... Afortunadamente a pesar de tener una noche movida, no se llegó a la cantidad de urgencias que hubo unas semanas antes durante la época de fiestas.

Diana estaba agotada, pero si tenía que elegir entre trabajar o las pesadillas de cada noche, prefería los pacientes. Pasaban las horas dentro de la normalidad acostumbrada hasta que llegó una mujer: herida de bala, inconsciente, embarazada de nueve meses, treinta años. Tenían que llamar al ginecólogo de urgencias. Mientras llegaba el médico, Diana trató de mantenerla lo más estable que era posible. Seguramente iban a tener que practicarle una cesárea.

Entonces ocurrió, la mujer abrió los ojos, miró a Diana y la cogió con extremada fuerza por el brazo, le hacía daño, pero podía ser que el dolor de las contracciones la hubiera despertado. La mujer tiró de Diana hacia ella para que se acercara, quería decirle algo. Acercó el oído a su cara para poder oír lo que le tenía que decir aquella pobre mujer. Mientras ésta, con la otra mano se secó una lágrima y seguidamente arañó a Diana en la mano del brazo que mantenía fuertemente agarrada, a la vez que le susurró: "Tú eres la siguiente". Y seguidamente volvió a perder el conocimiento, soltándole el brazo y la mano con un pequeño rasguño.

Justo en ese momento llegaron para llevársela al paritorio. Diana se quedó allí de pie, no acababa de comprender lo que había ocurrido.

La llegada de otra ambulancia la sacó de su trance. Había más trabajo. Fue a lavarse las manos y continuó: "Nunca me acostumbraré a esto" - Pensó.

2007/08/26

1 - Corre

[Abrí los ojos. Sentía el frescor de la hierba en la espalda.

La luna lucía en lo alto justo sobre mí, brillante y llena, con tal luminosidad que no se veían estrellas más que en el horizonte.

El olor húmedo y frío del bosque me hizo incorporarme rápidamente, tanto que me mareé unos segundos y tuve que apoyar las manos en el suelo. Tenía los músculos entumecidos, no sabía qué hacía allí, ni cómo había llegado, ni por qué estaba desnuda.

Necesitaba aclarar mis pensamientos, qué pasaba, el último recuerdo que tenía era de cuando acababa de acostarme y...

Un ruido ensordecedor me sacó de mis pensamientos de pronto. Hubo una especie de pequeña explosión a pocos centímetros de mí.

Entonces me di cuenta, alguien me estaba iluminando a mi espalda, no comprendía cómo no me había dado cuenta antes, sus pisadas, su respiración, su olor invadía todo el ambiente desde hacía rato, pero sumergida en mis pensamientos no me fijé, todos estos pensamientos se arremolinaron en mi cabeza en una pequeña fracción de segundo, tiempo que tardé en reaccionar.

Casi me cuesta la vida la falta de alerta de antes del disparo.

Entonces sin siquiera intentar darme la vuelta, sin darle oportunidad de apuntar mejor empecé a correr.

Correr, correr por mi vida: este era el único pensamiento que tenía en la cabeza.

Sentía el viento oponiendo resistencia a mi huída, recorriendo toda la superficie de mi piel descubierta y húmeda, enfriándola. Mi corazón latía desbocado, bombeando la sangre directamente a mis músculos previamente entumecidos, que estaban trabajando a pleno rendimiento.

Otra explosión a mi espalda, y un tronco se astilló detrás de mí.

"Qué coño está pasando, ¡me están disparando! ¡Corre!" - no había más escapatoria que correr.

La luz de la luna iluminaba todo el camino, entre los árboles, me veían perfectamente sin necesidad de los focos, necesitaba avanzar más rápido, necesitaba un lugar donde esconderme, pero no pudo ser. Frené en seco justo cuando llegué al borde de un precipicio: fin del bosque, fin del camino. Una caída libre de tresecientos metros se abría ante mí. ¡Mierda!, ¿dónde estaba?

Me giré. Por lo menos, si iba a morir ahí quería saber al menos quién era mi asesino, pero este deseo no se iba a cumplir. Las potentes luces con las que me apuntaban me deslumbraron y...

¡BAM!

Me incorporé alterada en la cama, un sudor frío me racorría la piel, tenía el corazón a mil. Se que había oído ese ruido, encendí la luz y entonces comprendí qué había sido. La puerta del dormitorio está cerrada, se ha cerrado con el viento. Se oye cómo silba fuera.

Son las cuatro de la mañana. ]


Escribió su sueño en una libreta que tenía en la mesilla. Hacía unos meses que aquello se había convertido en un ritual. Casi todas las noches las pesadillas se presentaban en sus sueños, a veces se repetían avanzando cada vez un poco más, otras eran totalmente distintas, pero la de esta noche era la predominante.

Se levantó y fue a la cocina, necesitaba beber algo, tenía la boca completamente seca.

Al abrir la puerta comprobó que, efectivamente, la corriente de aire, bastante fuerte esa noche, dio el portazo.

Miró por la ventana abierta de par en par, con la persiana subida. La luna brillaba fuera, casi era innecesario haber encendido la lámpara de la mesilla. Se tumbó en la cama apagando la luz.

"Tengo tres horas más para descansar solamente, mierda" - se dijo a sí misma.