2007/09/24

5 - Perdido

La enfermera se quedó pálida, claramente no recordaba que nadie hubiera necesitado entrar aquella noche para llevarse a ningún niño. Miró el registro del nido para asegurarse, pero aparte de las rondas normales para tomar nota del estado de los niños, nadie había necesitado sacar a ningún bebé, la noche había transcurrido con total tranquilidad. Inmediatamente llamó a seguridad y al servicio de guardia para notificar de la desaparición; los servicios sociales no tardarían en hacerse cargo.

Un bebé moribundo cuya madre no identificada acababa de morir y esta enfermera era la responsable de vigilar a los niños, pero cómo podía haber ocurrido. Todo se estaba volviendo muy raro, parecían demasiadas casualidades, pero siempre hay alguien a quien parece pasarle todo lo malo, y ese niño llevaba problemas encima desde antes de nacer.

Diana miró la hoja del registro mientras llegaba seguridad, no quería dejar a aquella pobre desgraciada sola con todo lo que se le iba a venir encima. El papel reflejaba todas las entradas y salidas ocurridas a lo largo de aquel día, y ella las fue repasando pacientemente, hasta que llegó al final, le llamó la atención un detalle: el servicio de limpieza había pasado cuatro veces aquel día, el último con un intervalo de apenas una hora de diferencia. Si la noche había sido tranquila, ¿para qué había necesitado pasarse a recoger los desechos el servicio de limpieza?


Seguridad llego a los pocos minutos de haber llamado, era un hombre bastante alto y corpulento, y tenía cara de preocupación. Diana se fue ahora que la mujer no se iba a quedar sola, ella ya no podía hacer nada allí más que estorbar. Aquello no era asunto suyo. Decidió irse a casa.

Antes de bajar al garaje, Diana fue a cambiarse a los vestuarios. Junto a ella estaba el resto de personal del hospital que terminaba el turno a la vez que ella, y a sus oídos llegó una conversación a la que no prestó atención apenas, había mucho ruido y estaba absorta en sus pensamientos: el bebé y su desaparición.

2007/09/14

4 - Una paciente y un bebé.

[Blanco...

Todo era blanco cuando abrí los ojos. Cuando me moví comprendí por qué, tenía la cara tapada por una sábana. Pero alrededor de la cama en la que había despertado, todo era blanco también. En la ventana cortinas blancas atenuaban la luz del día que atravesaba las rejas de fuera. En la puerta doble, blanca también, se dibujaba una pequeña ventana en cada una de las hojas. Miré el resto de la habitación, era extraña, había un par de camillas más como la mía con sábanas tapando algo... Me quedé petrificada, estaba en el depósito de cadáveres, pero ¿por qué?

Bajé de la camilla y me lié en la sábana. Busqué a mi alrededor a ver si estaba mi historial para averiguar el motivo, si había muerto, cuál fue el motivo de mi muerte. Pero no había papeles por ninguna parte.

Entonces me dirigí a la salida y cuando abrí las puertas, las alarmas empezaron a sonar...

Pero no era la alarma de la puerta, sino la del despertador. ]

Anotó el extraño sueño del que despertó sobresaltada, no tanto por el despertador como por el sueño en sí.

Se levantó y se vistió para volver al trabajo. "Al menos hoy he descansado algo" - pensó mientras.

Turno de noche otra vez, después de hoy descansaría tres días.

Todo transcurrió de la forma más tranquila que puede ocurrir en urgencias, hasta que llegó un parto, no presentaba complicaciones, pero le hizo acordarse de la última mujer embarazada a la que había atendido. Diana se acercó al control de urgencias y preguntó por la mujer embarazada a la que habían disparado.

"Pobre mujer" - dijo la enfermera que también había estado de guardia esa noche - "Está en la UVI sin haber recuperado aún la consciencia, y el bebé nació muy débil, lo tienen en la incubadora intentando mantenerlo, pero no parece que tenga muchas posibilidades, ninguno de los dos."

"Vaya..." - éste era el pan de cada día, más aún en urgencias - "¿No recuperó el conocimiento en ningún momento?" - el gesto de la enfermera fue negativo - "¿Y qué pasó con el bebé?"

"Pues parece ser que uno de los disparos dañó la placenta," - dijo - "y el niño sufrió mucho, le faltó oxígeno y aún no han podido valorar los daños, si es que consigue sobrevivir..." - entonces cambió de tema - "Bueno, ya queda menos para terminar el turno, aquí tengo un paciente para ti."

"Sí, dame a ver..." - Diana cogió el volante y fue a atender al paciente.

Al terminar el turno, Diana fue a ver a la mujer a la UVI, preguntó por ella, pero había muerto hacía unas horas. Un sentimiento extraño como de furia la recorrió, ¿por qué sentía aquello?, ¿porque le había ocurrido aquello con ella?

Tras esto, fue al nido de incubadoras a ver el estado del bebé. Esperaba lo peor. Al llegar, preguntó por el bebé.

"De momento lo tenemos estable, pero esta intubado y no sabemos cuánto aguantará así si no empieza a mejorar..." - la enfermera empezó a señalar a través del cristal, pero cuando miró hacia la incubadora, su expresión cambió de una de normalidad, a la de una mezcla entre incredulidad y asombro - "No puede ser..."

La incubadora estaba vacía.

2007/09/12

3 - Un sueño sin sueños

Se despertó cuando los primeros rayos de sol le dieron en la cara. No estaba en su cama, después de más de veinticuatro horas seguidas trabajando, cayó rendida en el asiento de su coche. No era la primera vez que le pasaba, varias noches antes había decidido dormir unas horas en el coche para evitar quedarse dormida mientras conducía. Pero la diferencia entre esta noche y las anteriores fue la total ausencia de pesadillas, le entraba dolor de cabeza con sólo recordar los cabezazos que se había dado con el volante tras despertarse asustada con sus pesadillas.

Pero durante este sueño no hubo, ni sueños extraños, ni nada que recordara a partir de que entrara al coche, sólo había descansado.

Arrancó el coche y condujo hasta su casa, debía intentar aprovechar algo el día y dormir un poco más. Esa misma noche tenía que volver a urgencias, no era su turno, pero necesitaba hacer horas extra.

Cuando llegó a su casa fue directamente al baño, necesitaba lavarse la cara, notaba las legañas pegadas de después de dormir. Tras echarse el agua en la cara, se miró en el espejo. Las gotas parecían perlas en sus facciones y contrastaban profundamente con las ojeras que le subrayaban sus cansados ojos.

Se desnudó y se metió en la ducha, por fin un momento de relax muy merecido. Salió empapada de la ducha buscando una toalla dejando unas huellas húmedas desde la ducha al armario. Se lió una toalla en la cabeza a modo de turbante y con otra empezó a secarse el cuerpo. Al secarse los brazos se vio la mano y el rasguño le recordó la noche anterior. El arañazo estaba más profundo de lo que recordaba, no podía ser la inflamación, era como si fuera un corte hecho por una garra, tendría que vigilarlo.

Después de ir a comprar lo más básicamente necesario, y tras comer, se metió en la cama a dormir.