2007/08/27

2 - Una Guardia "Más" en Urgencias

La mala noche anterior no auguraba un buen día, pero tampoco se pueden esperar muchas cosas buenas tocandole el turno en urgencias.

No fue una noche normal de guardia, siempre pasaba igual, navajazos, accidentes, policías, gente llorando histérica, pacientes en shock, partos sincronizados... Especialmente ésto último coincidía en noches como estas. Noches de Luna Llena es igual a unas urgencias llenas de lunáticos.

Al principio la noche empezó tranquila, la residente Diana Ilargi ya se había adaptado a la rotación que le correspondía en urgencias. Hacía escasas semanas se encontraba perdida allí. Los primeros días no sabía cómo reaccionar ante las emergencias que aparecían cada poco. En un par de ocasiones se quedó totalmente paralizada, pero con el paso de los días, la ayuda del personal de enfermería, con el cual se llevaba extrañamente bien, había aprendido, se estaba convirtiendo en una buena médico de urgencias.

A lo largo del tiempo llegó lo esperado, varios partos, algunos adelantados; y conforme avanzaba la noche atropellos, víctimas de atraco... Afortunadamente a pesar de tener una noche movida, no se llegó a la cantidad de urgencias que hubo unas semanas antes durante la época de fiestas.

Diana estaba agotada, pero si tenía que elegir entre trabajar o las pesadillas de cada noche, prefería los pacientes. Pasaban las horas dentro de la normalidad acostumbrada hasta que llegó una mujer: herida de bala, inconsciente, embarazada de nueve meses, treinta años. Tenían que llamar al ginecólogo de urgencias. Mientras llegaba el médico, Diana trató de mantenerla lo más estable que era posible. Seguramente iban a tener que practicarle una cesárea.

Entonces ocurrió, la mujer abrió los ojos, miró a Diana y la cogió con extremada fuerza por el brazo, le hacía daño, pero podía ser que el dolor de las contracciones la hubiera despertado. La mujer tiró de Diana hacia ella para que se acercara, quería decirle algo. Acercó el oído a su cara para poder oír lo que le tenía que decir aquella pobre mujer. Mientras ésta, con la otra mano se secó una lágrima y seguidamente arañó a Diana en la mano del brazo que mantenía fuertemente agarrada, a la vez que le susurró: "Tú eres la siguiente". Y seguidamente volvió a perder el conocimiento, soltándole el brazo y la mano con un pequeño rasguño.

Justo en ese momento llegaron para llevársela al paritorio. Diana se quedó allí de pie, no acababa de comprender lo que había ocurrido.

La llegada de otra ambulancia la sacó de su trance. Había más trabajo. Fue a lavarse las manos y continuó: "Nunca me acostumbraré a esto" - Pensó.