2007/09/24

5 - Perdido

La enfermera se quedó pálida, claramente no recordaba que nadie hubiera necesitado entrar aquella noche para llevarse a ningún niño. Miró el registro del nido para asegurarse, pero aparte de las rondas normales para tomar nota del estado de los niños, nadie había necesitado sacar a ningún bebé, la noche había transcurrido con total tranquilidad. Inmediatamente llamó a seguridad y al servicio de guardia para notificar de la desaparición; los servicios sociales no tardarían en hacerse cargo.

Un bebé moribundo cuya madre no identificada acababa de morir y esta enfermera era la responsable de vigilar a los niños, pero cómo podía haber ocurrido. Todo se estaba volviendo muy raro, parecían demasiadas casualidades, pero siempre hay alguien a quien parece pasarle todo lo malo, y ese niño llevaba problemas encima desde antes de nacer.

Diana miró la hoja del registro mientras llegaba seguridad, no quería dejar a aquella pobre desgraciada sola con todo lo que se le iba a venir encima. El papel reflejaba todas las entradas y salidas ocurridas a lo largo de aquel día, y ella las fue repasando pacientemente, hasta que llegó al final, le llamó la atención un detalle: el servicio de limpieza había pasado cuatro veces aquel día, el último con un intervalo de apenas una hora de diferencia. Si la noche había sido tranquila, ¿para qué había necesitado pasarse a recoger los desechos el servicio de limpieza?


Seguridad llego a los pocos minutos de haber llamado, era un hombre bastante alto y corpulento, y tenía cara de preocupación. Diana se fue ahora que la mujer no se iba a quedar sola, ella ya no podía hacer nada allí más que estorbar. Aquello no era asunto suyo. Decidió irse a casa.

Antes de bajar al garaje, Diana fue a cambiarse a los vestuarios. Junto a ella estaba el resto de personal del hospital que terminaba el turno a la vez que ella, y a sus oídos llegó una conversación a la que no prestó atención apenas, había mucho ruido y estaba absorta en sus pensamientos: el bebé y su desaparición.